jueves, 12 de junio de 2008
Problema : Los profesores no dominan las materias que enseñan.
Diagnóstico: Una de las razones de esta falta de conocimiento es que las carreras de pedagogía recién en tercer año se abocan a las materias propiamente tales. En los dos primeros años, el énfasis curricular se pone en el desarrollo psicológico y sociológico del niño. Otra razón que afecta específicamente a los profesores básicos es que ellos deben estudiar todas las materias, desde matemáticas a gimnasia en unos pocos años. Esto no es tan grave cuando se trata de profesores de los primeros cursos, pero sí cuando deben enseñar materias entre 5° y 8° básico. Otra falencia de la carrera es que la práctica profesional se realiza sólo en los últimos años.
¿Qué hacer? Para Malva Villalón, psicóloga de la educación de la Universidad Católica, los estudios realizados muestran que la formación que reciben los docentes resulta muy teórica para enfrentar las clases: psicología del aprendizaje y el desarrollo, en un nivel muy general, didáctica general y contenidos incompletos y que no están suficientemente actualizados.
“Desde mi perspectiva de psicóloga educacional, más que dictar cursos específicos de psicología del desarrollo y del aprendizaje, creo que nuestro trabajo debiera ser interdisciplinario. Nuestra especialidad tendría que aportar conocimientos a cursos de didáctica, curriculum, evaluación y áreas de contenidos específicas de la educación, como matemáticas o historia. En otros países, los psicólogos educacionales hacen una práctica profesional como maestros de escuela, para conocer directamente la realidad de las aulas, a la que se aplica la mayor parte de los conocimientos de la disciplina y su trabajo es especializado en un área determinada. Esto evita dejar a los estudiantes la tarea de aplicar los conocimientos psicológicos generales a la enseñanza en contextos específicos”.
En lo que se refiere a la diversidad de materias que estudian, Elke Walters, directora del Instituto Profesional Alemán, Wilhelm Von Humboldt- dedicado a formar profesores de Básica y Pre-escolar con mención en Alemán -, dice que los alumnos de pedagogía tienen una carga horaria muy fuerte y no pueden profundizar en las asignaturas. “En Alemania, los profesores se especializan en dos o tres ramos, o en áreas, como humanista, científica, etc”. Como en Chile el curriculum es fijo, este Instituto trata de dar herramientas a sus alumnos para prepararse mejor sobre una determinada materia. Así, cuando tengan que enseñarla, lo harán con mayor profundidad de la que les fue enseñada.
En cuanto a la práctica profesional, hay consenso entre los expertos que desde primer año, los alumnos de pedagogía, deben tener contacto con niños. Al igual que los futuros médicos o enfermeras con los pacientes, los futuros profesores deben internarse en los colegios, para conocer el ambiente laboral en que se desempeñarán y adquirir herramientas pedagógicas para resolver los problemas que surgen al ejercer.
“Cada vez que se les enseña un método, los alumnos del instituto ven cómo se ponen en práctica en un colegio. Por otro lado, los profesores hacen sus clases con los mismos métodos que se les quieren enseñar, son los principales modelos de los alumnos”, explica Elke Walters. Además de la observación continua en los colegios, los alumnos tienen prácticas todos los años, una semana cada semestre. El cuarto y último año, van tres meses y medio a Alemania, en donde asisten a unos seminarios en universidades y hacen seis semanas de práctica individual en algún colegio del país. El resto del año continúan su práctica profesional en los colegios alemanes en Chile, ya sea de provincia o de Santiago.
“Lo más importante es que a lo largo de toda la práctica, el alumno tiene un profesor guía que ayuda a planificar las clases, a analizar los puntos débiles y fuertes, etc. Así, los malos hábitos que pudieran tener ni siquiera se manifiesten en clases. Son muy supervisadas”, dice la directora.
Según la psicóloga educacional, Malva Villalón, “la conclusión de los especialistas es que la práctica profesional debiera ser guiada por profesores reconocidos como buenos. Los estudiantes deberían ser sus ayudantes por un tiempo, aprendiendo directamente de su práctica. Esto ocurre en países desarrollados, con buenos resultados, pero no en Chile”.
Problema: Falta de preparación de los alumnos que ingresan a las carreras de educación.
Diagnóstico: El puntaje mínimo exigido el año 2000 en la Universidad Central fue de 450 puntos y de 500 en la UTEM. Según la investigadora del Centro de Estudios Públicos, Carmen Le Foulon – en “Puntos de Referencia”, octubre 2000-, existe una doble causalidad: las profesiones con un sueldo esperado mayor, atraen a más alumnos, por lo que aumenta la demanda y los puntajes exigidos también suben; paralelamente, las carreras a la que ingresan los alumnos con mejores puntajes, son mejor remuneradas porque se espera que sus egresados sean más productivos. Ni lo uno ni lo otro ocurre en la carrera de pedagogía.
¿Qué hacer? Para elevar el horizonte de expectativas laborales de los futuros profesores, y hacer de la carrera de pedagogía una ocupación atractiva, algunos colegios estimulan a sus propios alumnos a transformarse en profesores, ofreciéndoles puestos de trabajo, sueldos equivalentes a otras carreras universitarias y posibles becas para sus hijos. Con iniciativas de este estilo muchos colegios intentan no sólo mantener el nivel de su profesorado, sino salvaguardar el proyecto educactivo de la institución. En Chile, por ejemplo, el Instituto Alonso de Ercilla –reconocido como un colegio cuyos alumnos obtienen excelentes resultados en la PSU- tiene un alto porcentaje de ex alumnos entre sus maestros. En otros países se ha tratado de atraer a profesores universitarios a los colegios, como el exclusivo colegio Eton en Inglaterra, que ha contratado matemáticos, filósofos e historiadores, para que hagan clases en la enseñanza secundaria, con excelentes resultados. A su vez, las universidades que imparten la carrera están conscientes de que deben mejorar el nivel de sus postulantes: la Universidad Católica elevó a 600 puntos el puntaje mínimo para ingresar a las carreras de Pedagogía General Básica y Parvularia y ofrece un Diplomado en Pedagogía de un año para licenciados en carreras como matemáticas, historia, química.
Problema: Existe apatía y conformismo en muchos profesores por falta de mecanismos de evaluación y calificación profesional.
Diagnóstico: Si bien la calificación está establecida en el Estatuto Docente de 1991, no ha sido aplicada en la mayoría de los municipios del país. Por otra parte, este estatuto incluye una serie de disposiciones que derivan en una práctica inamovilidad de los profesores municipales en el cargo y una elevada estabilidad en los privados. Esto hace que las evaluaciones no sean efectivas. Pero como en la práctica ninguna administración escolar quiere amarrarse a un mal profesional, se ha generado la “contratación a plazo” que se vuelve nuevamente contra la calidad de la educación.
Solución: Un ejemplo de buen mecanismo de evaluación es el que tiene la Sociedad de Instrucción Primaria –con 18 escuelas en distintos sectores de Santiago; 15 hasta 8° Básico y tres hasta IV° Medio-. Es un sistema que no tiene un sentido punitivo. Sirve para notar, en base a metas, cuando un profesor se esfuerza; y si los objetivos no se cumplen o hay dificultades para ello, apoyar a ese maestro. Fue elaborado en consenso entre los docentes y expertos en educación. Consiste en varios items y cada uno tiene variables como: “prepara y aplica instrumentos de evaluación válidos y confiables”, “actualiza sus conocimientos a través de cursos de perfeccionamiento”, “trabaja en equipo de manera colaborativa”, etc. La realiza una comisión donde participa el director del establecimiento y expertos de la Sociedad, que pueden ingresar a la sala de clase.
Según Patricia Matte, presidenta de la Sociedad de Instrucción Primaria, - en entrevista en “El Mercurio”- la evaluación debe ser flexible y adecuada a la realidad del colegio. Cada comuna debe ponerse de acuerdo en un instrumento que sea válido para su realidad y proyecto.
Otros expertos plantean un sistema autónomo de calificación, que podría estar integrado por municipios, profesores y apoderados, al estilo de los que existen en algunos países anglosajones (Supervisory Boards), donde se evalúa y califica a los profesores de una comuna o provincia.
En diciembre, el Ministerio de Educación dio a conocer 21 estándares para medir la calidad de profesores recién egresados de la Universidad, los que pueden ser utilizados por los colegios al momento de contratarlos.
Diagnóstico: Estudios señalan que un profesor con 20 años de servicio y 35,8 horas por semana recibe un sueldo de $454.799 bruto. A pesar que desde 1996 el ingreso promedio por hora de los profesores municipales ha aumentado de $2.178 a $2.750 en el 2000, calculado sobre una jornada de 30 horas, en comparación con otros países, los ingresos de los docentes chilenos son bajos y la profesión es mejor considerada en el extranjero.
El punto es conflictivo: un estudio de Carmen Le Foulon, basado en la Encuesta Casen 1996, - publicado en “Puntos de Referencia”, octubre 2000, del Centro de Estudios Públicos-, señala que el ingreso por hora de los profesores es mayor al del total de asalariados y menor al de los profesionales científicos e intelectuales. Esta diferencia se acorta ostensiblemente en el caso de las mujeres. Al comparar el ingreso de las carreras según el puntaje de ingreso a la universidad, el estudio concluye que existe una relación entre puntaje y sueldos –a mayor puntaje, mayores ingresos- Por lo que los docentes deberían considerar que su parámetro real de comparación es la remuneración de las carreras a las cuales habrían podido entrar.
Solución: La notable diferencia entre el sueldo de los docentes y el de los demás profesionales puede suplirse, en parte, con bonos y premios por buen desempeño. En el último tiempo, el Ministerio de Educación ha implementado el uso de esta herramienta para incentivar a los profesores. No obstante, parece estar claro que un aumento real en el sueldo de los profesores está unido al perfeccionamiento de sus profesionales.
El estudio del CEP, antes citado ,señala que los profesores cuentan con beneficios no pecuniarios que otros profesionales no tienen: jornadas laborales más cortas; vacaciones más largas, además de 6 días administrativos y otros feriados escolares; y gran estabilidad laboral.
Por otra parte, los demás profesionales están sometidos a otras reglas, como la evaluación de su trabajo, pueden ser despedidos fácilmente si no lo cumplen y se les paga de acuerdo a su productividad.
Problema: No tienen un adecuado perfeccionamiento.
Diagnóstico: Los cursos del Ministerio de Educación son generales y han recibido críticas de los mismos profesores en relación a su calidad. Además, éstos no son consultados ni evaluados previamente, para determinar en qué áreas necesitan perfeccionarse.
Solución: En la Sociedad de Instrucción Primaria cada profesor, por contrato, debe perfeccionarse 15 días al año, las dos primeras semanas de enero.
“El Ministerio de Educación también perfecciona, pero consideramos que no pueden mezclarse peras con manzanas -profesores de aquí y de allá- de distintas realidades. Es por esto que organizamos cursos hechos especialmente para nuestras escuelas. Todo profesor es sometido a una evaluación al final de cada año y se le pide que perfeccione en lo que está fallando. Si un educador no sabe preparar buenas pruebas, tomará cursos de evaluación o si hace unas clases aburrida de lenguaje, se le enseña a hacerlas más entretenidas”, dice Lily Ariztía, coordinadora pedagógica.
También el Instituto Alemán pone énfasis en el perfeccionamiento de sus alumnos. Elke Walters cuenta que una vez al año, los profesores toman los cursos que necesiten, tanto de materias como de metodología.
Problema: Malas condiciones de trabajo.
Diagnóstico: Los profesores se quejan con frecuencia de que no pueden enseñar porque no tienen los medios suficientes. Culpan de los malos resultados del rendimiento de los alumnos, a la falta de medios técnicos, al exceso de alumnos y al bajo nivel cultural de éstos. Además, se sienten sobrepasados por las dificultades sociales de los niños. No obstante, es contradictorio que en Chile haya colegios con mala infraestructura, pero que obtienen mejores resultados en el Simce que colegios mejor equipados.
Solución: Los investigadores de educación Harold Stevenson y James Stigler expertos en la educación en China, Taiwán y Japón – en un artículo publicado en Centros de Estudios Públicos, 1999- muestan que esas escuelas no tienen infraestructura que hoy se considera necesaria: computadores, gimnasios, bibliotecas, etc. Por el contrario, son edificios sobrios con un mobiliario y espacio escaso, y un reducido personal no académico. Las salas tienen entre 38 y 50 alumnos, los profesores fabrican el material didáctico y el equipo más moderno que disponen suele ser un proyector. Sin embargo, obtienen excelentes resultados académicos porque asisten a clases animadas, prácticas y coherentes.
La experiencia parece indicar que lo clave es que los profesores cuenten con buenos textos. Son estos los que marcan la diferencia a la hora de educar. Un maestro que trabaja entre 32 y 34 horas, y tiene entre 28 y 30 alumnos, no puede crear todo solo; necesita ayuda. Elke Walters explica que es necesario utilizar libros y revistas especializadas para sacar ideas novedosas.
“En Chile, no se pueden apoyar en libros porque no tienen estructura didáctica, son sólo un conjunto de ejercicios y materia. Nuestros profesores pueden consultar cuatro o cinco libros, elaborados por especialistas alemanes, por materia y sacar lo que más le conviene a su curso”, asegura.
-Los profesores tienen nuevos desafíos y no siempre están preparados. Por un lado, puede ser que los propios alumnos sepan más que ellos. Y por otro, muchos niños están solos cuando llegan a sus casas porque la mujer se ha incorporado al mundo laboral. La formación de los profesores producto de los cambios que se produjeron durante el régimen militar es desigual. Algunos tuvieron una malla curricular excelente y otros una mediocre. En la formación universitaria de profesores debe haber estándares mínimos de calidad.
¿Está de acuerdo en contratar a otros profesionales para que hagan clases en colegios?
-No es la solución. La tarea de educar entrega por una parte conocimientos, pero por otra, entrega valores. Se puede saber mucho de una determinada materia, pero hay que transmitirlo de modo de que sea bien recogido.
¿Cómo se pueden atraer a buenos alumnos a la carrera?
-Hay una falta de interés por estudiar pedagogía porque socialmente no es una carrera reconocida. Al que le gusta la biología no se le ocurre estudiar pedagogía, sino que medicina.
-Los profesores de básica se forman en todas las materias. Con la reforma de Frei Montalva, se cambió las seis preparatorias por ocho años de enseñanza básica. Así quedaron dos años, 7° y 8°, en donde pueden hacer clases profesores de enseñanza media, que tienen una preparación específica, y profesores de básica. El TIMSS reveló que en esos años hay un hoyo negro. Debería buscarse una fórmula de especialización, sobre todo, a partir del 2° ciclo de enseñanza básica.
-En el Estatuto Docente existe un sistema de calificación que todos conocen, pero nadie aplica. Es economicista porque el profesor que es evaluado como malo, tiene que irse. Nosotros queremos un sistema formativo y no punitivo.
¿No juega en contra del mejoramiento de los ingresos de los profesores la práctica inamovilidad de los profesores municipalizados debido a la cantidad de trabas y exigencias para despedirlos?
-¿Quién dice que tienen inamovilidad? El Estatuto Docente establece ocho causales de despido y se pueden contratar a plazo fijo. Los profesores no tienen inamovilidad.
-No hay inamovilidad y nosotros no estamos planteándola. Lo que queremos es una mínima estabilidad porque el trabajo docente no es igual que cualquier otro. En la mayoría de los colegios privados, los profesores se mantienen mucho tiempo porque se crea una mística y una planta docente que se va perfeccionando y enseñando a los más jóvenes. Eso no ocurre en los colegios municipalizados. Se pueden despedir, de acuerdo al Estatuto, con gran facilidad.
¿Qué opina de estudios que dicen que los profesores ganan parecido a los profesionales con iguales características?
-Se comparan peras con manzanas…En general, los trabajadores chilenos están mal pagados. Pero nosotros hicimos un estudio que revela que las caídas importantes de las rentas se han tendido a reparar. Pero, en el caso de los profesores, la caída fue tan grande, que aún hay un nivel de deterioro importante.
Pero tiene otros beneficios, como vacaciones más largas.
-Sí, pero es otra realidad…Los profesores trabajan en sus casas, los fines de semana, etc…Es cierto que trabajan 30 horas y los otros 40, pero es que son realidades distintas. Hay un problema salarial real. Estas comparaciones son bastante cuestionables.
-Pareciera que el sueldo no está dado por consideraciones profesionales sino que gremiales
-Junto a una carrera funcionaria, tiene que haber una carrera profesional y es lo que estamos tratando de levantar. Proponemos una evaluación, en donde participe todo el sistema; todos los profesores deben ser evaluados. Los que tengan más mérito, puedan tener un incentivo…
-Nosotros no queremos bonos, queremos una carrera en la que se ascienda por mérito. En este momento, ascienden por antigüedad. Nosotros queremos que sea una carrera, que suponga un desarrollo. La idea es que el profesor pueda dar una prueba y, si queda bien calificado, obtenga la asignación de desempeño docente, que tenemos en el último acuerdo. También puede participar en la red “maestro de maestros” y que por ello obtenga un determinado beneficio.
No queremos un bono que se gana o se pierde porque eso es por productividad. Una escuela no es una empresa o una fábrica, está formada por niños.
-Comparto las críticas porque hay centros de formación malos y buenos. Además es muy poco tiempo, una semana no es suficiente. Y no tienen incentivos para hacerlo porque no reciben reconocimiento. Sin embargo, se dan situaciones tan absurdas como que un profesor asiste a un curso de perfeccionamientp para 8° básico, después lo cambian a 1° y no le sirve nada de lo que aprendió. Los cursos de perfeccionamiento deben ser lo suficientemente sólidos para evitar la desconfianza de los profesores en sus propios conocimientos.
30% Licencias médicas reiteradas
27% Impuntualidad
23% Desmotivación
22,9% No preparan lo suficiente las clases
30% Falta de motivación
25% Impuntualidad
-Preocupado de los diferentes estilos y ritmos de aprendizaje de los alumnos.
-Motiva a los alumnos
-Buen trato con alumnos y apoderados
-Preocupado por el logro de resultados
-Dominio de su especialidad curricular
-Es cercano a los alumnos
-Mantiene la disciplina y no le tiembla la mano para colocar rojos.
2. Que tenga claro sus objetivos: formular metas de aprendizaje coherentes, dominar los contenidos que enseña, crear métodos de enseñanza apropiados y no ser meros cuidadores que se preocupan de “mantener ocupados” a los niños.
3. Propicia entre los alumnos un clima de confianza, respeto y equidad. A los niños no se les debe atemorizar ni ridiculizar. Siempre debe tener en cuenta el daño psicológico que le puede crear a sus alumnos. Pero, debe mantener la disciplina, sin caer en la blandura.
4. Que tenga claro que la prioridad del colegio es enseñar un montón de conocimientos necesarios para toda la vida y, para ello, lo principal es saber esas materias.
Enseñar a los niños a interesarse en la materia, a pensar y razonar y no sólo dictarla y que éstos se la aprendan de memoria. Para ello es fundamental la manera original, entretenida y atrayente de presentarla. Hacerlos descubrir e investigar los fenómenos que estudian.
70% son mujeres.
35,8% horas de trabajo, en promedio.
89% hace clase.
43 años de edad promedio.
20 años de servicio promedio.
85% trabaja en el sector municipal y particular subvencionado
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